"Un Cuervo y una Cuerva hicieron su nido en una isla y cuando el Cuervo quedó viudo, quiso transportar el producto de su matrimonio a tierra firme. Primero tomó a uno de sus hijos, y con él atravesaba el mar, pero llegado a la mitad del camino, sintióse fatigado, acortó su vuelo y pensó: “Ahora que soy fuerte y él es débil, puedo llevarle; pero cuando la vejez me debilite, ¿se acordará de mis cuidados y me llevará de un lugar a otro?” Entonces preguntó a su hijo: – Cuando seas fuerte y yo débil, ¿me llevarás así? Responde con franqueza. El pequeño, con el temor de lo dejase caer al mar, le contestó: -¡Si te llevaré! Pero el Cuervo no le creyó a su hijo y abrió las garras. Como una piedra, el hijo cayó en el agua y se ahogó. El Cuervo volvió a la isla, tomó a otro pequeño y comenzó a volar, por segunda vez, sobre el mar. De nuevo, fatigado, preguntó a su hijo: -¿Cuando sea viejo, me llevarás de un sitio a otro a otro sitio, como hoy lo hago contigo? Con el mismo temor de su hermano
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