Es cuestión de eficiencia

Desde hace algunas semanas, un amigo bastante cercano ha asistido a varias fiestas, a las que ha sido invitado por su novia, con quien salé desde hace algún tiempo. Ella es una francesa que trabaja para una oficina de fomento para el desarrollo. Lleva en el país alrededor de un año y es por ello que conoce varias personas del medio laboral relacionado a abogados, economistas, banqueros, etcétera, a parte de aquellos europeos que también viven en la ciudad y entre los que cuenta con varios amigos.

Mi amigo, tiene una afinidad por Francia. Hace dos años regresó de un intercambio académico de un año con una escuela de arquitectura de París. Desde entonces todas sus novias han sido europeas. Aunque es la primera vez que conoce a alguien que trabaje en una oficina de fomento para el desarrollo. ¿Pero como trabaja una oficina de ese tipo? porque ni siquiera sabía que existían, mucho menos que Francia estaba interesada en nuestro desarrollo, y no sé si debería agradecérselos. Sin investigar a profundidad y movido por una sana curiosidad, averigüé que funcionan otorgando créditos. Todavía no sé a quien o a quienes. Lo cierto es que cada vez veo más franceses en la ciudad, tal vez es mi culpa notarlos ahora más por tener un amigo "francofílico", aunque quizá siempre habían estado ahí. Como fuere, en principio, no me molestan ya que el país galo ha tenido la bondad de enviarnos a sus ciudadanos jóvenes más amables, agradables y sencillos. Sinceramente se agradece. No hay nada más molesto que comprobar clichés culturales en personas reales mientras uno intenta convivir y a la vez obtener algunos pocos datos de ciertas instituciones que otorgan créditos. Supongo que son casas de empeño a escala urbana, es decir, con clientes como ayuntamientos, gobiernos locales o algunas empresas privadas. Sin duda sospechosas.

En una de esas fiestas, mi amigo conoció a una estudiante de economía del tecnológico de Monterrey. Ella, como quien guarda un solo tema de conversación y lo espeta a la menor provocación, le profirió que la culpa del "atraso económico" de los indígenas de México, la tienen ellos mismos por ser tan ineficientes.

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